domingo, 14 de marzo de 2010


Esta mañana he estado en la Serra Grossa, acosada por urbanizaciones, tranvias y carreteras, permanece aún como un buen lugar para pasear, muy frecuentado, algo sucio, demasiado perturbado por el ruido de las carreteras que lo circundan. Con todo es un lugar recomendable para pasear, andar un poco, se recorre enseguida, y sentarse a ver el mar, eso si es una gozada, un gran placer, incluso hoy que la bruma escondía los colores; el mar estaba calmado y brillaba con intensidad, los barcos de vela, asomados al mar, de vez en cuando girabamos la vista hacia el castillo y seguía siendo algo impresionante. La vista del cabo de la huerta, de la propia ciudad era mas bien deprimente, pero nos refugiabamos en la luz detenida en la bahía de Alicante y hablabamos del pasado que conocimos, añorando solo los espacios que conocimos, no otras cosas. Desde luego que volveremos pronto, había algunos senderos que no andamos y eso siempre es una tentación.

Serra Grossa